El artículo dado trata de la pregunta si ciertas edadas deben venir acompañadas
por ciertos comportamientos. La opinión general de la autora es que no. No
obstante, destaca que hay excepciones. En su opinion una persona mayor debe,
por la experiencia de vida que ya lleva, haber adquirido “la capacidad de
controlar el carácter”. Por eso dice que los pecadillos de la juventud ya no
son perdonables en la adolecencia.
Con referecia a este asunto estoy absolutamente de acuerdo con la autora.
Opino que cada etapa de la vida trae con sí ciertas lecciones. En la niñez, por
ejemplo, aprendemos que estar tercos, no nos sirve de nada. Luego en la pubertad,
escarmentamos que el mundo no gira sólo por nosotros. Aprendemos que las
personas en nuestras vidas son igualmentes importantes que nosotros. Estas
lecciones nos enseñan a no ser egoistas, a compartir, tener respeto y a controlar
nuestro carácter. Al empezar con la universidad, el joven ser humano hace los
primeros pasos hacia la independencia. En el curso de ir a la universidad a
otra cuidad, nos mudamos de casa y derrepente nos tenemos que arreglar sólos. Ya
no están los padres para decirnos que decisión hay que tomar en que situación. Sin
embargo, si nos equivocamos, tenemos que vivir con las consecuencias nosotros
mismos. Sobre todo, hay que desarrollar una actitud frente al dinero: Si
gastamos todo antes de que termine el mes – nos encontramos comiendo spaghetti
con pesto día por día. Otra lección más, que delante de todo las mujeres
aprendemos, es una con respeto a la moda. La
ropa más de moda no suele ser la que más exitosamente combate el frió en
hivierno. Atrapados a la cama con una pulmonía, aprendemos que absolutamente no
hace falta seguir cada capricho de la industría de moda. A más, aprendemos poco
a poco que no cada moda queda bien a todo el mundo.
Estas experiencias y decisiones que tomamos en el camino, determinan nuestra
personalidad y en curso de esto, normalmente, desaparece la aspiración por
estupideses. Pienso, que es por eso que la autora opina que los pecadillos de
la juventud ya no son perdonables en la adolecencia.
Sin embargo, no exigo que personas mayores no se diviertan más. En
contrario, según mí punto de vista, en cada etapa de la vida hay que
disfrutarla al máximo – pero hay que usar la cabeza! Esto significa, que es
recomendable gastar dinero juiciosamente, no emborracharse y salir de fiesta
cada noche y luego faltar en el trabajo o exceder los limites de velocidad en
zonas recidenciales.
Como todavía no soy una persona mayor no puedo hablar de mi propia experiencia,
soy muy joven todavía y aún aprendiendo. Contemplandole a mis padres, tengo que
decir que consiento con la autora en cuanto a su proposición de que en la
adolecencía uno combate la misma batalla por desarrollar su propio imagen.
Ahora que los hijos ya no estamos en casa derrepente ya no son primariamente
padres. Es como si uno se le habra devuelto la vida y con eso muchas libertades
que antes, por nosotros, no tenían. Estoy feliz por ver que todavía saben
disfrutarse, que salen y que hacen lo que les de las ganas – pero lo hacen con
mucha dignidad. No obstante, mí madre muchas veces dice: si salgo con mis compañeras
del trabajo siempre soy la más vieja. Dónde están todas las mujeres en sus
cincuentas? Para mí la vida no se ha terminado todavía, quiero salir, quiero
viajar, quiero pasarmela bien! Pero muchas veces pienso, que quizas a mí edad no
debería hacer esto. Qué dirán los demás? Ya no tiene 25 años. Que vergüenza!”
El otro día en la ciudad he encontado un postal diciendo: “uno tiene la
edad corespondente a como se sienta”.
(Arbeitsdauer: 1:45 min)
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